Quien algo quiere, algo le cuesta (o debe costarle)

Hay una expresión popular que dice que “el que algo quiere, algo le cuesta”. Trasladado al modelo farmacéutico español, la clave la ofreció Luis González, presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, en el Día del Colegiado: “Si queremos una farmacia cada 250 metros y en cada municipio, hemos de ofrecer un modelo sostenible”.

Esta sostenibilidad pasa por lo que quizá en el pasado podían parecer gestos (nunca realizados) y ahora ya son necesidades: pago de guardias, frenar la sangría del trasvase de medicamentos DH a los hospitales, dejar a un lado el intervencionismo de precios que están condenando a las farmacias a la dispensación de medicamentos “low cost”, etc.

Las cuentas no son, en absoluto, quimeras. Por ejemplo, atendiendo a la fórmula que propone el COFM para la retribución de los servicios de urgencia (reinvertir parte de las deducciones que estos mismos establecimientos aportan vía reales decretos), a la Administración madrileña le basta con revertir solo 2 millones de los 54 que cada año recauda por el 5/2000.

Así las cosas, sin inversión alguna en la farmacia, y se sigue por contra apostando por el ‘gratis total’o nuevos recortes, el pronóstico ya está hecho. “muchas no resistirán esta deriva de medidas”. Precisamente, un reciente informe de Aspime refleja que el 14 por ciento de la red está por debajo de la línea roja de la rentabilidad (<300.000 euros anuales de facturación).

Es más, las farmacias están acostumbradas a que cuando alguien quiere algo, sea ella a quien le cuesta. Ahí están las intenciones del Ministerio con su Plan de Genéricos de conseguir nuevos ahorros en este campo con medidas como la devolución de los descuentos que obtiienen estos establecimientos en el aporvisionamiento de EFG. Muchas de estas denuncias se recogen en las aportaciones que ha sugerido el sector al Plan.. Y cuya atención bien sería un ‘detalle’. O una necesidad.